Nieve

Nieve y el baile con el almendro

Cuando llego a la aldea encantada por el andar, por el precioso paisaje, por la fría punta de mi nariz, me saludan los almendros sorprendidos como yo con sus brotes rosiblancos, tan delicados y tan robustos en ese pequeño temporal.
Les tomo unos fotos a su alrededor como fuésemos bailando esperándo a la primavera que no anda lejos.
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